La “fiebre” de la marihuana: de conversación de bar a industria en auge

La elección de Donald Trump no fue el único aspecto controvertido de la jornada plebiscitaria en Estados Unidos (EEUU). Además de los comicios presidenciales, los estadounidenses votaron otras iniciativas populares, como la legalización de la marihuana para uso recreativo.

Antes del 9 de noviembre, el consumo popular y legal de la marihuana ya estaba permitido en Alaska, Colorado, Oregon y Washington, así como en Washington, D.C. Ahora, los electores han ampliado el dispendio de esta droga a los estados de California, Massachusetts, Arizona, Maine y Nevada. Es decir, en nueve de las 50 demarcaciones que conforman la unión ya es posible comprar, fumar y manipular “maría” con fines recreativos

La nueva Holanda

En este sentido, California protagonizó la victoria más significativa de todas con un 55 por ciento de los resultados a favor y pasará a ser la “nueva Holanda”. Su potente economía y su gran población, unido a su tierra fértil y un clima favorable para el cultivo, convertirán a esta zona de EEUU en la factoría mundial de Tetrahidrocannabinol (THC) en los próximos años.

La nueva ley permite a los mayores de 21 años detentar cantidades -todavía por determinar- de marihuana para consumo propio. Asimismo, los californianos podrán sembrar hasta seis plantas en sus hogares privados, siempre y cuando no estén a la vista del público.

Pero no todos los puntos de la legislación van a resultar tan mediatos. La venta recreativa queda aplazada hasta que los 58 condados comiencen a emitir los permisos para ello, un proceso que podría durar cerca de dos años, según ha explicado Steve DeAngelo -dueño de un dispensario de marihuana medicinal de Oakland- al New York Times.

Las autoridades fiscales de California esperan que el negocio de la marihuana deje en las arcas alrededor de mil millones de dólares anuales y termine con el narcotráfico en este estado, situado en la frontera con México. Los ingresos irán destinados a todo tipo de campañas de concienciación y estudios medicinales sobre el cannabis.

La fiebre de la hierba”

La industria legal de la marihuana está en pleno apogeo en EEUU desde que el Senado estadounidense presentó en 2015 el Acta de Acceso a Bancos para Negocios de Marihuana. Este permiso autoriza a las entidades financieras a invertir en negocios legítimos y relacionados con la producción del cannabis.

ArcView es una compañía dedicada a la investigación del comercio de la marihuana. La consultora estima que en 2014 “la fiebre de la hierba” tuvo un valor comercial de 2.7 mil millones de dólares, un aumento del 74 % con respecto al año anterior que tasó en 1.5 mil millones. Según esta empresa, si todos los estados legalizan la marihuana los beneficios podrían alcanzar un importe de 36.8 mil millones de dólares. “Durante el año pasado, la mercantilización del cannabis pasó de ser una interesante conversación de bar a la industria de más rápido crecimiento en América”, subrayan en su informe ‘Marijuana Markets. 4 edition’.

Uno de los mayores hándicaps a los que se enfrenta la industria de la marihuana es la forma de realizar las transacciones económicas. Los negocios vinculados con la producción de cannabis están obligados por ley a funcionar con dinero en efectivo, del mismo modo que se realizaba en tiempos de la prohibición. Por ello, las grandes compañías dudan sobre las oportunidades de este mercado.

Sin embargo, en EEUU ya trabajan entre 100.000 y 150.000 personas en la industria del cannabis, según el dossier ‘2016 Marijuana Business Factbook’. Los datos se deben a la legalización paulatina que han ido incluyendo los diversos estados hasta 2016.

De todos esos puestos de trabajo, según las estimaciones, entre 42.000 y 62.000 están dedicados a la elaboración de productos, servicios y tecnología asociada, mientras que entre 37.000 y 52.000 personas trabajan en dispensarios, almacenes y otros establecimientos derivados. Entre 15.000 y 27.000 son cultivadores a gran escala, un número entre 5.500 y 8.000 elaboran productos de la gama de comestibles y tan solo entre 990 y 1300 están vinculados a la investigación o la experimentación en laboratorios. Todos ellos trabajan tanto en la industria del cannabis medicinal como en la del recreativo.

Y en España, ¿qué pasa?

Las nuevas formaciones políticas –Ciudadanos y Podemos– manifestaron en sus campañas electorales, incluso en los programas, su intención de despenalizar el cultivo y el consumo de la marihuana. En España no es ilegal, pero sí supone una falta administrativa para el consumidor con su correspondiente multa.

“Hay que hablar de algo que ya se habla en la calle y que, a veces, por miedo o por hipocresía no se ha abordado en este país”, declaraba abiertamente Albert Rivera en uno de sus mítines antes de las elecciones autonómicas de 2015. Para la formación naranja hay que legalizar la producción y distribución del cannabis, tanto para consumo particular como para su uso terapéutico.

Podemos, por su parte, va más allá y solicita su regulación también en asociaciones: los llamados “Clubs Sociales de Cannabis”. Aunque en octubre de 2015, una sentencia del Tribunal Supremo se encaminaba en esta línea. El alto tribunal señalaba que el cultivo compartido y destinado a consumo exclusivo de miembros “a escala reducida” carecía de relevancia penal. No obstante, en la misma resolución condenaba por un delito contra la salud pública a los responsables de una asociación con 290 afiliados en la que se podían retirar grandes cantidades de marihuana.

Ni PSOE ni PP han dado un paso hacia la aprobación de esta droga. Los socialistas sí son proclives a abrir el debate, pero en 2013 votaron en contra en el Congreso y nunca ha expresado públicamente la despenalización del cannabis. Asimismo, el PP endureció las sanciones en la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocido como la “Ley Mordaza”. En dicha norma se establece como falta grave “el consumo o la tenencia ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, aunque no estuvieran destinadas al tráfico, en lugares, vías, establecimientos públicos o transportes colectivos». Y el correctivo económico va de 601 a 30.000 euros.

La economía sumergida en España representa un 18,6% del PIB y la despenalización del cannabis ayudaría a solventar un porcentaje de este problema. Además, las temperaturas suaves con poca humedad proporcionan las condiciones ideales para su cultivo. Al igual que en EEUU, supondría una inyección económica y más puestos de trabajo, debido a que la industria se encuentra en pleno crecimiento. Eso sí, todos los avances en esta materia deberán ir asociados a campañas de información y concienciación sobre las consecuencias nocivas para la salud derivadas de su consumo.

Deja un comentario